Di va gue con mi go

En tus manos ha crecido un Alcatraz

Ese poster lo tuve en mi cuarto mucho antes de que tuviera algún significado, solo me gustaba la idea de tener flores que pudiera ver todos los días y no se secaran. Lo compré creo por el 2005, poco despúes de entrar a la Universidad y la rebeldía se inclinaba a un espacio propio lejos del ruido y de los gritos. En casa de mis papás a veces solo se escuchaban voces altas para comer, para discutir, para no olvidar, protestar al abandono de los tíos, aunque a veces solo era por por no dejar.
Ver mis flores recordaba silencio, no solo para leer, sino para hacerme el recordatorio de escuchar antes de hablar. Ahora lo veo y pienso en el significado posterior, el que le di cuando la inspiración estuvo del otro lado y los ojos estaban al revés. Ese que ahora está lejos y es dulce, pero ese es un post aparte.

Tenía varios pósters, paisajes imposibles, peces, pero este verde era mi favorito porque me dijeron que yo era esa flor. Y es quizás por eso que escribo este post en un blog que nadie lee, para recordar que todas las flores son para mí desde el jardín de Dios pues es su manera de decirme que si una flor puede suspendernos en Babia unos segundos para apreciarla, qué podría detenemos a los que somos bendecidos por Él. 

Qué curioso terminé esta idea, iba a una cosa y me fui a otra. Así pasa cuando se deja una idea a medias y se termina cuando debería estar buscando material para la clase de mañana.