20/6/10

Pequeñas velas de pastel

Una vez leí un texto que decía que, después de que la luz de mamá deslumbra está la tenue lucesita de papá, esperando a ser vista, pequeña, humilde y constante. Es la velita en la ventana para los que van llegando sepan por dónde ir.

Cuando la discreta luz de mi papá llega a reñirme por un evento desafortunado o falto de criterio de veras hace arrepentirme de lo atrevido de mis hechos o palabras. La luminosidad continua encandila; y en este caso la luz sutil me desprende una gran tristeza al saber que fallé y despierta la necesidad de enmendar el error.

A pesar que de por un juego brusco me desvió el tabique y que es el complejo de peter pan a todo lo que da, ese hombre con sus primeras canas y bigote tupido, aunque me abraza poco y con reservas, es el hombre más importante de mi vida; sino me importara, no renegaría tanto ni le fastidiaría para pasar tiempo juntos.

Puede no ser el mejor, pero es único, maravilloso y más que nada, es mío.

Nada queda/ de las vueltas que el tiempo nos dio

Después de que nos hemos dicho todo. Que nos conocimos hasta los pensamientos y las palabras se nos hicieron pocas.

Nos come el silencio.

1/6/10

Oda a las confusiones de los lunes

Digo que jamás debió existir el primer lunes, es un día triste que nadie recuerda más que por ser el final del cotorreo y por amargar el resto de la semana. Aparte de que olvidamos promesas, trabajos finales, la cita con el dentista y, como decía mi profe de mate en el bachi -Los lunes... ni las gallinas ponennnnnnn- (por que así decía)

Y es que aun hay confusión a cerca de si Dios empezó a crear el mundo este día o se esperó al martes. Y si así fuera, para ¿qué queremos los lunes?