Ella, mi amiga la banal, veía la serie de 'Esposas desesperadas' y un día me dijo -Que terrible tener una hija y que por burocracia del hospital se equivocaran de padres. No saber dónde está, cómo vive, incluso si está viva. Y lo peor de todo, si fuera a mí a la que se la cambiaran y por una gordita como la del programa.
Arqueé las cejas y guardé silencio. Hombre, las prioridades nos cambian.
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