El momento más estresante de mi vida fue el día de la boda. Todo el día hasta que se terminó la ceremonia religiosa, después todo fue suave, como pan y mantequilla. No me acuerdo si gritoné o si lloré, solo deseaba que ya terminara para poder disfrutarlo.
Hoy se ve tan lejano, como de años y es que ya casada la vida pasa tan rápido, tan interesante. No hicimos le esperado open house por que nunca encontramos un buen día para hacerlo y así llevamos tres meses, yo creo que allí quedará.
Por siempre el día más bello de mi vida.
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