2/1/17

Hollyday (on ice)

Hemos pasado la mejor Navidad. Los tíos y los primos vinieron a cenar y fue la locura, éramos como en los viejos tiempos, solo que más viejos y más gente de que esperada. Los niños correterando con sus juguetes nuevos, los jóvenes aburridos sentados en los sillones, los tíos de pie bebiendo y nosotros, los de la casa, apurados con la cena, las bebidas, los bocadillos. Fue de las mejores fiestas y no solo por la comida, sino por la presencia de los viajeros y los que ya no están. Se sentían allí.
En 9 días cumplo 31 y ya los sentí, todos juntos y dí el viejazo: me duelen las rodillas, la espalda y la cruda me duró todo el día, la desvelada y la acidez estomacal hasta hoy. La carita de niña desapareció, por fin me veo de mi edad.
Este año que termina me dejó dos grandes enseñanzas: si lo hago yo será a mi tiempo, si lo hace alguien más será al suyo. Y no hay mejor somnífero, relajante, afrodisaco y lubricante social que una conciencia tranquila. Luego les cuento.

 A mi único lector le envío buena vibra para este año, ánimo y dedicación para su trabajo, tiempo para su familia y aprendizajes significativos para sí mismo. Amémonos.

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