Tenía varios días sin escribir y ahora tampoco puedo leer, se rompieron mis lentes y los contactos son para ver de lejos, esto puedo escribirlo porque es temprano y todavía no me pican los ojos. Este fin de semana usé otros sentidos: escuchar el disco de Daft Punk con las luces apagadas es otro mundo, guiarme por memoria en la casa es bien divertido porque soy muy desorganizada, aparte me gusta cambiar los muebles de lugar y luego se me olvida por eso me ando con más cuidado. El mejor momento del día es cuando apagamos la televisión y platicamos del día, los planes de comprar esta casa, el futuro y los muchos gatos alimentados aquí (ya son 6). Allí no necesito enfocar ni acomodar los contactos para ver a corta distancia, sin embargo lo veo hacer gestos, manotear y casi sé cuando sonríe por un chiste o una buena noticia. Si en la oficina lo hicieron renegar o salió de la nada una gran frase de Germán que pasará a la posteridad.
En la prenumbra distingo claramente si está a punto de dormir o la plática lo tiene entretenido. Su voz y respiración junto con la manera en que se acomoda para escuchar, lo siento, lo percibo, lo conozco mejor en la oscuridad de la alcoba, allí no puede suavizar sus reacciones.
Quizá debería aplazar la compostura de mis lentes, total, existen los audiolibros, letras grandes y de la televisión me pierdo muy poco.
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