De Buenos Aires

María es arrastrada a vivir todas las vidas para no morir en tacones altos. Juega con espejos de santidad y putería, arrancado el corazón del pecho y cosido en el vientre María vuelve a la tierra a parir con sangre su propia piel, a la Otra María.

Es sombra de sí misma, rumor del acantilado, diégesis del duende que la conoció y esclava para siempre de las palabras que la dibujen. Mujer dialéctica. Fue ascendida a virgen después de cogerse a la humanidad para salvarla de su tedio.

(Quiero ir al arrabal a beber una cerveza fría y escuchar platica de borrachos, romancear con la noche y un poeta frustrado. Bailar en un rincón la musica ficticia, fumarme hasta los dedos, mecerme borracha de musica, de noche, de mí.

Escuchar tangos, declamar las estrellas, ir despacio por que nada mas importa. Despertar dos noches mas delante sin recordar más que unos labios hablándome al oído.
Ser puta, ser dama, quitame el pasado y despertar desnuda al lado de un hombre que no conozco.
Tener romances con las luces, cambiar de nombre. Cogerme a los leídos.
Ser poesía, cuando termine de hablarme me coja por dentro, las veces que sea necesario para despertar siendo poema, acrisolarme y perder los huesos, ser anima sin carne)