5/2/22

Ladera.

 A un lado del erotismo vive la fragilidad basada en guías rituales, contemplamos el ruido con seguridad y nos formamos en la constelación caótica que gira y se tuerce. Todos los patrones están acordonados, como flechas de un museo. Las palabras diseñaron un estrecho laberinto para llegar al origen o salir de él; dejadas al centro del sendero, las migajas confundidas con pedacitos de letras dan orden al final del recorrido. Cuando se unen  y forman el mensaje restablecido, las palabras aparece solas. No es necesario decirlas. Ya nacieron libres.